martes, 20 de noviembre de 2007

Cuadros de Caravaggio

Caravaggio

Representa El llamamiento de Pedro y Andrés por Juan
( ver lienzo abajo)
Juan 1:37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús.

38 Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, les dijo: --¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: --Rabí --que significa "Maestro"--, ¿dónde vives?

39 Les dijo: --Venid y ved. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima.

40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.

41 Aquel encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: --Hemos encontrado al Mesías --que significa "Cristo"--.

42 Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: --Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas --es decir, Pedro--.

43 Al siguiente día, Jesús quiso ir a Galilea; encontró a Felipe y le dijo: --Sígueme.

44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.

45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: --Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret.

46 Natanael le dijo: --¿De Nazaret puede salir algo bueno? Respondió Felipe: --Ven y ve.

47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: --¡Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño!

48 Le dijo Natanael: --¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: --Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49 Natanael exclamó: --¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!

50 Le contestó Jesús: --¿Crees porque te dije: "Te vi debajo de la higuera"? Cosas mayores que estas verás.

51 Y agregó: --De cierto, de cierto os digo: Desde ahora veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre.



Llamamiento de Pedro y Andres por Caravaggio


Caravaggio representa a los dos discípulos que fueron a Emaus y encontraron al Señor (ver pintura abajo)

Lucas 24:13 Dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.

14 Hablaban entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.

15 Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.

16 Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran.

17 Él les dijo: --¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?

18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le dijo: --¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?

19 Entonces él les preguntó: --¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: --De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;

20 y cómo lo entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y lo crucificaron.

21 Pero nosotros esperábamos que él fuera el que había de redimir a Israel. Sin embargo, además de todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.

22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las cuales antes del día fueron al sepulcro;

23 como no hallaron su cuerpo, volvieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.

24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.

25 Entonces él les dijo: --¡Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!

26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?

27 Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.

29 Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo: --Quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.

30 Y ACONTECIÓ QUE, ESTANDO SENTADO CON ELLOS A LA MESA, TOMÓ EL PAN, LO BENDIJO, LO PARTIÓ Y LES DIO.

31
Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.


32 Y se decían el uno al otro: --¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?

33 Levantándose en esa misma hora, volvieron a Jerusalén; y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos,

34 que decían: --Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.

35 Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

36 Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo:
--¡Paz a vosotros!

37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.

38 Pero él les dijo: --¿Por qué estáis turbados y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?

39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.

40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.

41 Pero como todavía ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo:
--¿Tenéis aquí algo de comer?

42 Entonces le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel.

43 Él lo tomó y comió delante de ellos.

44 Luego les dijo: --Estas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.

45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras;

46 y les dijo: --Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día;

47 y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

48 Vosotros sois testigos de estas cosas

49
Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

50 Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo.

51 Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.

52 Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;

53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios.

Amén.





Discípulos del Señor a Emmaus de Caravaggio


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Caravaggio representa a Tomás tocando las llagas del Señor.
(ver pintura abajo)

Juan 20:24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús se presentó.

25 Le dijeron, pues, los otros discípulos:
--¡Hemos visto al Señor! Él les dijo: --Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.


26 Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: --¡Paz a vosotros!

27 Luego dijo a Tomás: --Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

28 Entonces Tomás respondió y le dijo: --¡Señor mío y Dios mío!

29 Jesús le dijo:
--Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.

30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

13
Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Tomás pone sus dedo en las llagas de Jesucristo por Caravaggio

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Caravaggio representa A: David con la cabeza de Goliath
(ver pintura abajo)

1Samuel 17:33 Dijo Saúl a David:
--Tú no podrás ir contra aquel filisteo, y pelear con él, porque eres un muchacho, mientras que él es un hombre de guerra desde su juventud.
____ o____

40 Luego tomó en la mano su cayado y escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y con su honda en la mano se acercó al filisteo.

41 El filisteo fue avanzando y acercándose a David, precedido de su escudero.

42 Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer.

43 El filisteo dijo a David: --¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos?
Y maldijo a David invocando a sus dioses.

44 Dijo luego el filisteo a David: --Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

45 Entonces dijo David al filisteo: --Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

46 Jehová te entregará hoy en mis manos, yo te venceré y te cortaré la cabeza. Y hoy mismo entregaré tu cuerpo y los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel.

47 Y toda esta congregación sabrá que Jehová no salva con espada ni con lanza, porque de Jehová es la batalla y él os entregará en nuestras manos.

48 Aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.

49 Metió David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y cayó a tierra sobre su rostro.

50 Así venció David al filisteo con honda y piedra. Hirió al filisteo y lo mató, sin tener David una espada en sus manos.

51
Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; tomó su espada, la sacó de la vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Cuando los filisteos vieron muerto a su paladín, huyeron.

David con la cabeza de Goliath
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