domingo, 30 de septiembre de 2007

“Sed astutos como las Serpientes y Sencillos como las Palomas”

Siempre me confundió esta parábola ya que Jesús exalta algo que para cualquiera es fuera de lo común, además malo, pero Nuestro Señor nunca hablo o dijo algo, sino para enseñar y que nosotros hoy podamos sacar provecho de ellos.


Lucas 16,1-13
La parábola del “administrador infiel” la incluye sólo Lucas en su Evangelio.
Es probable que también los demás evangelistas la hayan conocido, y que la hayan omitido por su dificultad para los lectores o porque ni ellos mismos la entendieron.
Hay que considerar que la parábola fue dicha por Jesús para responder a una situación concreta precisa en la cual adquiere todo su sentido. Pero en el proceso de transmisión la parábola se desvinculó de su ubicación en la vida real y, de esta manera, su comprensión se hizo más difícil. Tal como la transmite Lucas, no se nos dice en qué escenario propuso Jesús esta parábola.
Está a continuación de la parábola del hijo pródigo y no tiene más introducción que esta frase: “Decía también a sus discípulos...”. Es probable que Lucas la haya incluido aquí porque ve relación entre la conducta del hijo menor (el hijo pródigo) y la del mayordomo (administrador) infiel.
En efecto, respecto de ambos se usa la misma expresión: el hijo pródigo “malgastó (dieskórpi-sen) su hacienda viviendo como un libertino” y el mayordomo infiel “malbarató (dieskórpisen) los bienes de su señor”.
El señor lo llamó y le dijo: “Dame cuenta de tu administración (mayordomía), porque ya no podrás seguir administrando”.
El administrador se encuentra en una situación desesperada. Sabe que el tiempo se acaba y debe tomar una decisión rápida. Delibera consigo mismo: “¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar no puedo, mendigar me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer...”.
Lo que planea es algo que sólo puede hacer mientras todavía está en el cargo, es decir, urge: llama a los deudores de su señor y les reduce considerablemente la deuda. Jesús usa, a propósito, medidas exageradas: al que debía 100 barriles de aceite (3.500 litros, el producto de 146 olivos) le reduce la deuda a 50; al que le debía 100 cargas de trigo (600 quintales, el producto de 40,5 hectáreas) le reduce la deuda a 80.
Mientras es administrador puede decidir sobre los bienes de su señor y usa ese poder para granjearse amigos: “para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas”.
Es una actuación deshonesta, pero astuta y rápida, y permite al administrador salir airoso del desastre inminente. Por eso la parábola concluye así:

“El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente”.

Es claro que No alaba su deshonestidad, sino su astucia.

La parábola está dicha para fundamentar esta observación de Jesús:

“Los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz”. No es algo que Jesús apruebe; es algo que Jesús lamenta.

Lo dice como un reproche para interpelarnos y hacernos reaccionar. A menudo quedamos sorprendidos por la habilidad y la decisión con que actúan los obradores del mal para alcanzar sus objetivos perversos.

Los hijos de la luz deberían ser más astutos, más decididos y más generosos en la promoción del bien, porque el bien es más apetecible. Esto es lo que desea Jesús; por eso, manda a sus discípulos con estas instrucciones:

“Sed astutos como las serpientes y sencillos como las palomas”
(Mateo 10,16).


Mayordomo: «aquel que está a la cabeza»; gr.: «oikonomos» y «epitropos»: «mayordomo», «dispensador» o «administrador»). Superintendente, administrador de los bienes de la casa de otro.
Según el Nuevo Testamento, los servidores de Dios son los mayordomos o dispensadores que Él ha puesto en su Iglesia.
Leer
Tito (DHH). 1:7 Pues el que preside la comunidad está encargado de las cosas de Dios, y por eso es necesario que lleve una vida irreprochable. No debe ser terco, ni de mal genio; no debe ser borracho, ni amigo de peleas, ni desear ganancias mal habidas.
1Co_4:1-2 Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. - 2 - Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles.
1Pe_1:12 Les fue revelado que no administraban en beneficio propio sino en favor vuestro este mensaje que ahora os anuncian quienes os predican el Evangelio, en el Espíritu Santo enviado desde el cielo; mensaje que los ángeles ansían contemplar.
Con ello, todos los creyentes son dispensadores de las gracias y de los dones que Dios les ha confiado.
1Pedro4:10 Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios.

Lo que se demanda de cada uno es que sea fiel, porque llegará el día en que deberá rendir cuentas de su administración. Tendrá que restituir todos los bienes que haya recibido a su cuidado, y es entonces sólo que recibirá «lo que es suyo», esto es, su herencia eterna.

Lucas16:2 El amo lo llamó y le dijo: '¿Qué es esto que me dicen de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque ya no puedes seguir siendo mi mayordomo.

Lucas 16:11-12 De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas?

Lucas 16:12 Y si no se portan honradamente con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece?


El conocer de Dios y caminar con el no es de tontos o necios, es de los inteligentes y sabios.

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